En las últimas décadas, la extorsión telefónica se ha convertido en una de las modalidades delictivas más habituales y dañinas en América Latina. Centenares de personas reciben llamadas donde, a través de amenazas, engaños o intimidaciones, los delincuentes buscan obtener dinero o información privada. La evolución de esta técnica criminal requiere que la sociedad conozca en detalle cómo operan los extorsionadores y las medidas preventivas para no caer en sus trampas.
¿Cómo funcionan las bandas especializadas en extorsión telefónica?
El modus operandi de los delincuentes que practican la extorsión telefónica es cada vez más sofisticado. Por lo general, el esquema comienza con la obtención de información precisa de la víctima: pueden saber nombres, direcciones, nombres de familiares o datos bancarios, obtenidos por ingeniería social o por filtraciones de datos. Con esta información, la llamada resulta verosímil y genera inmediatamente estado de alerta en la víctima.
Existen diferentes variantes, pero suelen presentar características comunes:
- El delincuente utiliza un tono agresivo y busca impactar emocionalmente al receptor, logrando que actúe bajo presión.
- En muchos casos, afirma tener secuestrado a un familiar o amenaza con causar daño inmediato si no se cumplen sus exigencias.
- Puede intentar que no cuelgues la llamada o bloquearte para que no contactes a otros miembros de tu familia.
- Cuando el objetivo es económico, suelen presionar para que la transferencia de dinero se efectúe de inmediato, bajo distintos pretextos, usando cuentas difíciles de rastrear.
- Algunos delincuentes fingen ser empleados de bancos u otras instituciones y amenazan con un supuesto embargo por deudas inexistentes, usando lenguaje profesional y convincente.
Gran cantidad de extorsiones telefónicas se realizan desde prisiones, donde los reclusos aprovechan el anonimato y la dificultad de rastreo para actuar impunemente; este factor explica la capacidad de contactar a múltiples personas al día y el perfeccionamiento de sus tácticas.
Tipos de extorsión telefónica más frecuentes
La modalidad de la extorsión varía de acuerdo al objetivo y al perfil de la víctima. Los casos más habituales son:
- Amenazas de muerte o secuestro: El delincuente llama de manera repentina y, en tono agresivo o incluso vulgar, afirma que alguien cercano a ti está en peligro. Exige dinero a cambio de su liberación y busca que no cuelgues para evitar que compruebes la veracidad de su información.
- Extorsión por deudas inexistentes: Se hacen pasar por empleados de bancos, bufetes de cobro o instituciones gubernamentales. Alegan una deuda pendiente e intimidan con amenazas legales, embargos o daños al patrimonio si no se paga rápidamente.
- Extorsión empresarial: En este caso, el objetivo es un negocio o comercio. El delincuente puede identificarse como socio, supervisor o representante de una sucursal y declara una falsa emergencia, obligando a realizar depósitos o entregar objetos de valor.
- Secuestro virtual: Aquí, no existe propiamente un secuestro físico. El delincuente aísla a la víctima obligándola a permanecer incomunicada mientras avisa a la familia que deben pagar por su supuesto rescate. La presión psicológica es extrema, pues buscan generar terror y actuar en cuestión de minutos.
Es común que manden mensajes intimidatorios si la víctima no responde a las llamadas, reiterando la gravedad de la amenaza y el poco tiempo para actuar, generando una atmósfera de caos y pánico.
¿Por qué funcionan estas estrategias?
El éxito de la extorsión telefónica radica principalmente en la capacidad de manipulación psicológica del delincuente. La presión emocional, la información precisa sobre los seres queridos y la amenaza directa impiden que la persona reaccione de forma racional. El miedo, el estrés y la urgencia provocan que muchos cedan a las exigencias antes de corroborar la realidad de las amenazas.
Algunos factores que facilitan el éxito de estos delitos:
- Información personal expuesta: Datos filtrados en internet, redes sociales, listas telefónicas o bases de datos vulneradas facilitan la labor al delincuente.
- Poca educación digital: Muchas personas ignoran la existencia de estos esquemas delictivos o no han recibido orientación para manejarlos.
- Rapidez en la toma de decisiones: El criminal utiliza la urgencia para evitar que la víctima consulte a familiares o verifique los hechos. Muchas veces, hablan por altavoz o imitan voces para confundir.
- Dificultad de rastreo y denuncia: Las cuentas de depósito suelen estar a nombre de terceros, y los delincuentes cambian de número con frecuencia.
¿Cómo protegerte y evitar ser víctima de extorsión?
Existen medidas concretas y efectivas para no caer en este tipo de delitos:
- Mantén la calma: Al recibir una llamada sospechosa, respira profundamente y evita responder bajo presión. Recuerda que la urgencia es una táctica para manipularte.
- No proporciones información: No confirmes ni reveles nombres, direcciones, rutinas ni datos personales. Los criminales buscan que tú mismo completes la información que les falta.
- Cuelga inmediatamente: Si identificas amenazas, insultos o exigencias poco claras, interrumpe la comunicación. Los delincuentes pierden el control si la llamada es corta o si no logran su objetivo de intimidación.
- Contacta directamente a tus familiares: Si te afirman que un pariente está en peligro, comunícate tú directamente a sus números habituales. Nunca realices depósitos o transferencias a desconocidos.
- Denuncia las llamadas: Notifica a las autoridades locales y proporciona todos los datos disponibles (número de origen, horario, contenido de la amenaza). Estos reportes ayudan a identificar patrones y prevenir nuevos casos.
- Bloquea y reporta los números: Utiliza las opciones de bloqueo de llamadas y reporta los incidentes ante tu proveedor telefónico.
- Protege tus redes sociales y datos: Configura niveles altos de privacidad y evita publicar información sensible. Verifica quiénes tienen acceso a tu información personal y restringe el alcance público de publicaciones familiares.
Medidas adicionales de autoprotección
- Procura usar identificador de llamadas y no contestar números desconocidos.
- Habla con tus familiares y empleados sobre estos delitos y establece palabras clave para verificar cualquier emergencia real.
- No transferir dinero ni compartir contraseñas, códigos o información bancaria.
- En caso de amenaza directa, intenta obtener la mayor información posible del extorsionador mientras mantienes la calma, según recomienda la literatura especializada.
La prevención y la educación social son fundamentales para reducir el impacto de la extorsión telefónica. Compartir esta información y estar atentos a nuevas modalidades contribuye a crear una red de protección en la sociedad. Si alguna vez eres víctima o testigo, recuerda siempre priorizar tu seguridad, conservar la calma y acudir a las autoridades correspondientes.